jueves, 27 de septiembre de 2012

Año 2030



         Llevo unos días pensando en mi juventud, hace unos 15 ó 20 años era un estudiante de publicidad que soñaba con lo que hoy en día es la publicidad.
Me acuerdo del panorama en el cual vivíamos, marcado por una profunda crisis económica, por una sociedad triste y desconcertada con el futuro. Queríamos y necesitábamos un cambio pronto, la situación empezaba a tambalearse en todos los sentidos.
La publicidad de aquel entonces dista mucho con la que hoy vivimos. Por el año 2000 la publicidad llevaba sufriendo un cambio progresivo, poco a poco fue cambiando hasta llegar a un punto en el cual ni los más reconocidos publicistas de entonces pensaban que podía llegar. Un cambio, en parte por la necesidad de saber más del producto y sobretodo de las marcas. La sociedad pedía a gritos veracidad.
Las marcas, a medida se fueron haciendo eco de la necesidades que pedían sus consumidores, ellos entendían que su público objetivo ya no quería el producto maravilloso que les vendían, sino que tenían la necesidad de saber más sobre lo que estaban comprando.
Este pensamiento se podría intuir si analizamos un poco a la sociedad de aquel entonces pero hasta ese punto no lo creo. Os voy a poner en situación.
Salimos de una recesión económica marcada por la libertad de expresión y la libertad de un país. Los españoles empezaban a tener dinero y a poder consumir todo lo que ellos querían o lo que sus sueldos les permitían, ahora España era un país unido a Europa. Los avances tecnológicos junto con nuevos productos, se introducían poco a poco. Pero no fue hasta la revolución de Internet cuando se dio el gran cambio en casi todos los aspectos de la sociedad española. Con este progreso llegó aún más la necesidad de saber, aprender y decir.
Con la llegada de Internet un mundo nuevo se abrió, ahora todo estaba interconectado, podíamos acceder a todo lo que quisiéramos. Aún recuerdo la primera vez que mi padre decidió poner Internet en casa, me quedaba embobado mirando la pantalla del ordenador, pero no fue hasta la llegada de las redes sociales cuando el consumidor decidió tener el “poder” de las marcas.
La realidad es que las redes sociales pretendían ser la brújula de la sociedad y marcar la dirección a seguir, trazaban el camino que después siguieron, a través de la manipulación de nuestros gustos y deseos, y la adquisición de nuestros datos, sin pararnos ni un solo segundo a pensar en lo que ello conllevaba.
 Esa sociedad cada día era mucho más manipulable, en ese momento la red social twitter o como la denomina su creador, la herramienta de comunicación. Desde mi punto de vista el poder que estaba adquiriendo era muy peligroso, estaba empezando a ser un arma de doble filo y gran parte de la sociedad creía que era un lugar que se escapaba del poder de los medios donde los usuarios de a pie podían expresar sus opiniones y nos nutríamos de la opinión no manipulada y que se escapaba de los Mass Media, etc. No más lejos de la realidad es un medio de comunicación más, cada medio, programa, famoso... tenía su propio perfil y es algo que todos teníamos localizados y no llevaba a engaño, ya que era otra forma más, de en el caso de los famosos, vender su imagen pública como si fuera mera mercancía y en el caso de los medios informar en otro medio para estar actualizados y dispuestos en todos los frentes posibles.
 Sobre el 2010, las redes sociales dieron el poder a la masa llegando incluso a retirar la publicidad de un programa de televisión líder en audiencia y posteriormente su retirada de la parrilla de una de las televisiones privadas del país. Pero esto no quedó aquí, las personas utilizaban las redes sociales para poner todo lo que quisieran de sus vidas minimizando al máximo su intimidad, todo quién quisiera podía ser participe de su vida sin que él o ella lo supiera. Esto fue uno de los puntos más fuertes para las empresas, estas ahora podían investigar tu vida con hacer un solo click, así obtenían toda la información y decidían si contratarte o no.
La comunicación había cambiado, ya se veía como algo diferente, estábamos saturados de información por todas partes dando lugar a la desinformación. Sabíamos de todo pero a la misma vez no sabíamos de nada. Gracias a la revolución de la tecnología estábamos conectados a todas horas con los teléfonos móviles o portátiles.
Recuerdo esos años con respeto ya que a mi me encantaba esa evolución que sufrió la sociedad y que yo fui participe de ella, pero veía algo raro en ese afán de contarlo todo, de exponer al máximo mis experiencias o incluso de no poder quitarme de este mundo, ya que la sociedad me empujaba a ella, aunque yo no quisiera.
Volviendo otra vez al caso de la publicidad, en esa época aún seguía ganando la publicidad que por aquel entonces denominaban como tradicional, aunque se empezaba a dar un cambio, que la verdad, constó. La televisión era la reina de los spots e Internet le iba quitando poder, pagar miles de euros por segundo ya no era esencial. Los anuncios se centraban en vender el producto aunque algunas marca vendían el valor del producto. Empezaba el cambio.
Lo que se llevaba haciendo durante años era la manera más fácil de llegar al publico, eso es lo que pensaban en la época del 2000, pero todo empezó a cambiar rápidamente. Las personas buscaban experiencias y experiencias con la marca y sus productos. Así éstas empezaron a entender que los valores de las marcas eran importantes para el consumidor, y por lo tanto, sus productos tenían que ser algo más de la marca, que el propio consumidor le diera importancia y lo quisiera comprar.
Muchas fueron las empresas que entendieron esta nueva forma de ver al cliente, pero otras no, allí se quedaron rechazadas o muertas. Llegaron los Community Maganer y nosotros fuimos las causantes del cambio en la publicidad y las relaciones públicas.



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